Decimoctava entrega de Modern Family que nos acerca un poco
más al final de esta séptima temporada y que tras un capítulo previo que no me
gustó demasiado, promete mejorarlo con creces.
ATENCIÓN, ESTA REVIEW PUEDE CONTENER SPOILERS.
Este capítulo comienza con Claire recibiendo a su padre y
familia en casa, y es que Claire y Gloria se van de fin de semana a un spa ya que
a Phil no le hace el plan. Mientras tanto, Jay tenía planeado ver un combate de
boxeo en solitario pero Gloria y Mitchell le concertaron una “cita” con Cam
para que ambos viesen juntos el combate, algo que no hace mucha gracia a
ninguno de los dos. Y finalmente, Phil y Mitchell se marchan al cine juntos a
ver una película llamada “Los defensores del infinito”. Lily se quedará en casa
de los Dunphy con Manny y Luke cuidando de ella.
Tras la intro, vemos a Claire y Gloria en el hotel donde se
van a pasar el fin de semana, todo va perfecto hasta que Claire recibe un aviso
de la alarma de incendios de su casa, pero al llamar a su hijo y saltar el
buzón de voz, Claire no se queda convencida y cree que los chicos están
haciendo una fiesta y decide ir a casa a inspeccionar, pese a que Gloria no
está muy por la labor, decide acompañarla.
En el cine, Mitchell y Phil hacen cola para entrar a la
película cuando Phil se encuentra con un antiguo cliente que les ofrece unos
ositos de marihuana. Aunque dudan, finalmente cogen los ositos y se los comen, pero
se arrepienten cuando Phil recibe el aviso de la alarma de incendios de casa,
por lo que deciden ir a inspeccionar la casa y volver a tiempo para la peli.
Mientras tanto, Cam y Jay comparten una incómoda velada de
boxeo hasta que empiezan a discutir con otros dos aficionados y deciden apostar
sobre el resultado del combate. Finalmente aciertan con el ganador pero esto no
resta que se encuentran incómodos el uno con el otro.
Ya en casa, Claire investiga lo sucedido y se encuentra a
Manny y Luke haciendo un retrato, cuando
Phil y Mitchell llegan y es entonces
cuando Claire encuentra un vaso de fiesta que huele a cerveza. Gloria cree que
Claire exagera pero no se equivoca, pues Lily está encerrada en la habitación
con todos los invitados a la fiesta.
Cam y Jay siguen incómodos y se vuelven a encontrar con los
aficionados a los que ganaron la apuesta y les vuelven a retar.
Claire sigue con su investigación y pide a Phil y Mitchell que
miren en el sótano para ver si encuentran rastro de la fiesta. Manny y Luke
cuentan los detalles y el por qué de la fiesta, mientras que Phil y Mitchell
empiezan a emparanoiarse por el hecho de haber consumido los ositos de maría. Claire
y Gloria discuten porque la primera interroga a sus hijos y Manny está a punto
de destapar el plan pero parece aguantar la presión. Finalmente, Phil y Mitch
dan con la gente de la fiesta en la habitación y dudan sobre qué hacer, si
delatar a sus hijos u ocultarlo. Claire interrumpe sus interrogatorios cuando
oye el ruido de Cam, Jay y sus amigos que se retan jugando al ping pong en el
porche de los Dunphy cuando desde la ventana aterriza un amigo que acudía a la
fiesta. Gloria defiende a su hijo y este se revela diciendo que también él ha
sido partícipe de la fiesta y su organización.
Todos se reúnen dentro de casa y hablan sobre la confianza
que tienen en sus hijos, sobre lo buenos que son o lo malos que pueden ser. Jay
pone un poco de cordura y pide a todos que se relajen ante tal situación y
decide poner orden.
En el extra, Cam y Jay ponen fin a sus diferencias y se
abrazan mientras Lily se encuentra muy acelerada corriendo en una cinta andadora.
De nuevo, Modern Family vuelve a la senda intermitente que lleva
en esta séptima temporada y nos deja un capítulo bastante bueno con momentos
muy cómicos. Aunque ha habido tramas separadas, finalmente todas han acabado
siendo una.
Se me ha hecho bastante divertido ver como Claire hace de
poli mala con su hijo y con Manny con tal de demostrarle a la ingenua Gloria
que los chicos han organizado una fiesta en su ausencia. Es Gloria quien hace
de contrapunto con Claire y es que no tiene dudas de la inocencia de su Manny,
un Manny que termina confesando y demostrando a su madre que no es tan bueno ni
perfecto como ella cree, algo interesante, pues se sale de los marcados
márgenes del personaje de Manny.
Pero sin duda la trama más potente del episodio y que más
risas me ha sacado ha sido la que ha tenido a Phil y Mitchell como
protagonistas, ya que gracias a los ositos de marihuana han estado colocados
todo el episodio dejando las que a mi gusto han sido las mejores escenas del
capítulo.
Por último también me ha resultado gracioso como Jay y Cam
hacían buenas migas entre ellos gracias a dos desconocidos, a las apuestas y a
la “masculinidad” de Cam.
En resumen, un buen y divertido episodio que espero que sea
el inicio de una buena tanda final de episodios, pues nos encontramos ya en la
recta final de esta séptima temporada.
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