En esta cuarta entrega de Penny Dreadful se presumía que al
igual que en la temporada anterior tendríamos un nuevo episodio solamente centrado
en la figura de Vanessa Ives y así ha sido.
Vanessa ha sido el punto principal del capítulo bien apoyado
por la doctora Seward de forma puntual y por la criatura en su anterior vida – donde
era su celador – vamos a ver de qué dio de sí este nuevo episodio.
ATENCIÓN, ESTA REVIEW PUEDE CONTENER SPOILERS.
El capítulo se basa en una mezcla entre hipnosis y recuerdos
del pasado, con Vanessa ingresada en el psiquiátrico donde sólo conoce y habla
con la criatura que por normas del trabajo no puede revelar su nombre. Allí también
ve a la doctora Seward que es quien conduce la sesión y ayuda a Vanessa a
buscar respuestas.
En esta vivencia, vemos como Vanessa se niega a comer y la criatura
intenta que lo haga para que no la obliguen a hacerlo, algo que finalmente
sucede. Vanessa quería morir y por ello se negaba a mejorar, algo que le pedía
insistentemente para que no la torturasen con métodos más contundentes para que
“mejorase” con métodos como la hidroterapia.
Finalmente, Vanessa es sometida a una sesión de hidroterapia
que no sirve para que “mejore” y que tenía prohibido hasta usar una manta por
miedo a que se suicidase, haciendo esto que la criatura fuese atacada por la
señora Ives presa de su locura o de su desesperación. Como consecuencia de
ello, Vanessa lleva un traje de fuerza y es a partir de aquí cuando empieza a intimar
con la criatura que es su celador y es a través de los ojos de él por donde ve
a Lucifer.
La señora Seward interviene puntualmente para intentar
aclarar lo que Vanessa veía en su estancia en el psiquiátrico y le dice que no
puede sacarla del trance de la hipnosis ya que parece haber entrado en un
estado de fuga del que sólo ella puede salir, algo similar a un coma.
La situación de Vanessa cada vez es más horrorosa en el
hospital pero la criatura hace que sea lo más llevadera posible con su buen
hacer con la señorita Ives, a la que peina, maquilla y lee y le sigue pidiendo
por favor que mejore, pues de lo contrario la someterán a una lobotomía y nadie
se queda igual después de ellas.
Poco después, el diablo y su hermano Drácula, hacen acto de
presencia para conquistar a Vanessa, uno quiere su alma y el otro su cuerpo. Ambos
se presentan en el cuerpo de la criatura y aunque Vanessa está a punto de entregarse
a Drácula, termina plantándole cara a ambos y empieza a lanzar conjuros sobre ellos.
La doctora Seward indica a Vanessa que ya es hora de salir
de la hipnosis pero la chica quiere seguir un poco más y vemos que Vanessa intentó
mejorar pero al expresar sus ideas sobre la fe y la religión, el doctor decidió
someterla a la lobotomía, apareciendo ya con el pelo rapado. La criatura se
despide de ella, pues va a dejar su trabajo y es justo después de esto cuando
Vanessa despierta de la hipnosis y dice a la doctora Seward que recuerda todo y
que ya sabe el nombre de quien la busca:
Drácula.
Sobre el capítulo, he de decir que me ha parecido bastante
interesante en líneas generales pero en algunos momentos me ha aburrido un poco
por el hecho de tratar una sola historia y avanzar muy lentamente en ella.
Me gustó saber más sobre la vida anterior de la criatura de
la que sólo me queda por saber cómo murió ya que esperaba que fuese Vanessa en
su estado de locura quien le matase. También me gustó conocer más detalles de
la tormentosa vida de Vanessa en el psiquiátrico en el que fue torturada como
parte del tratamiento para que consiguiese mejorar y donde vio a través de la
criatura a los entes malignos que van tras ella.
Pero lo que más me impresionó sin duda alguna fue ver a
Vanessa con la cabeza rapada como resultado de la lobotomía a la que
presuntamente fue sometida. Poco después de esto despertó de su estado
hipnótico y parece que por fin tiene claro quién es su nuevo enemigo: Drácula.
Esto fue todo en el episodio especial de Vanessa de la
temporada y se supone que a partir de la próxima semana con el nuevo capítulo
veremos cómo avanza su trama y las demás a pasos casi agigantados, pues ya nos
situaremos en la mitad de la temporada.
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