Hoy se disputaba el primer partido del año en el Benito
Villamarín, ante un rival de igual nivel que el Real Betis. Era la ocasión
ideal para que el equipo por fin ganase en casa a pesar de las bajas que
arrastraba.
Y digo era porque desde bien pronto la ilusión por conseguir
una victoria en nuestro estadio se desvanecía, ni cinco minutos tardó el Eibar
en meter el primer gol de la mano de Ander Capa, ayudado quizás un poco por la
suerte ya que el balón rebotó en Pezzella y desvió la trayectoria ante lo que
Adán no pudo hacer nada.
El equipo intentó reaccionar y quedó en eso, en un intento
ya que no habíamos llegado ni a los veinte minutos cuando ya perdíamos de dos con
un gol de Keko.
Durante el resto de la primera parte el equipo verdiblanco
se dedicaba a intentar jugar a algo parecido a fútbol sin éxito, todo sea dicho
y su rival se limitaba a no sufrir y conservar la ventaja de dos goles que
poseía.
Nada más empezar la segunda parte, se vio el primer cambio,
en mi opinión un cambio no acertado, se fue Vadillo, que si bien no demostró
nada, podía aportar velocidad y desborde. En su lugar entró Jorge Molina para
intentar aprovechar los centros que llegaban al área.
El equipo seguía sin reaccionar y se llegó al segundo
cambio, arriesgado ya que se marchaba Figueras y entraba Kadir. Un minuto
después, llegaba el tercer gol del Eibar, gol de Adrián González. Tras esto, no
aguanté más y quité el partido.
El tercer cambio fue Portillo por Dani Ceballos.
Para mí, ha sido una gran decepción, pero ya no por el
resultado abultado ante un equipo de nuestra liga, de nuestro mismo nivel, sino
por la actitud del equipo que 18 jornadas sigue sin saber a qué juega y que no
ha tenido todavía la decencia de regalar un buen partido en casa a su afición.
Una afición que por fin parece abrir los ojos y pide la destitución de Pepe
Mel.
Primer partido del año y primera decepción, aun así habrá
que seguir animando y espero que ante el Sevilla el equipo deje mejor imagen
que la que ha dejado hoy, cosa que no es difícil.
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