Hoy era día grande en Sevilla, había derbi copero en el
estadio del equipo bético, en el Benito Villamarín y una vez más, el equipo
bético no dio la cara en su estadio.
Para empezar a entender la “debacle” hay que mirar la
alineación: un 4-3-3 con tres centrocampistas de corte defensivo y con dos
delanteros centro presumiblemente uno de ellos tirado a la banda. Dos de los
mediocentros son titulares indiscutibles en liga, por lo que me parece un error
que hayan sido titulares también hoy.
Y es que el partido ha sido un quiero y no puedo y un par de
regalos, porque lo más preocupante es que el Sevilla prácticamente sin hacer
nada nos ha ganado con dos goles que podían haber sido más.
El equipo salió con buena disposición, aunque esto no duró
mucho ya que en el minuto 14 le hacían el pasillo Krohn Dehli que se plantaba
absolutamente solo y sin ninguna resistencia ante Dani Giménez y hacía el 0 a
1. Un regalo en toda regla y horas después todavía no me explico cómo ningún
jugador hizo presión o una entrada sobre el jugador del Sevilla para evitar el
gol. Indefendible e inexplicable.
Después de este varapalo el equipo intentó reaccionar pero
de manera inútil ya que ni siquiera llegaban a tener ocasiones claras. Además se
produjo el primer cambio para mí un poco inexplicable, en el minuto 35 se
retiró Petros con una amarilla, es la única explicación que le veo y entró
Joaquín.
Una entrada que no se reflejó demasiado en el juego del equipo.
En la segunda parte, el partido inició igual, juego dividido
sin ocasiones de peligro para ninguno de los dos equipos, hasta que en el
minuto 49 en una jugada con polémica, ya que el primer jugador que remata a
puerta estaba en fuera de juego, el Betis regala el segundo gol al Sevilla, gol
que metió Krychowiak. Un gol que sentenciaba aún más si cabe el partido.
Justo después de esto entró Dani Ceballos sustituyendo a
Portillo, cambio que sirvió de poco ya que el partido siguió como hasta el momento, el
Betis intentaba intentar crear juego y no llegaba a portería y el Sevilla se
mantenía cómodo sobre el verde, incluso pudiendo ampliar por dos veces el
marcador con dos ocasiones de Banega que dieron en los palos de la portería
defendida por Dani Giménez.
En el minuto 23 de la segunda parte entró Rubén Castro por
Jorge Molina y fue justamente Castro quien tuvo la oportunidad de cambiar el
resultado del partido después de que Ceballos fuese objeto de un penalti cuanto
menos riguroso, un penalti que mandó a las nubes demostrando que cuando la
suerte no te acompaña, no lo hace en ningún momento y que no está en buen
momento ni el propio Castro ni el equipo.
Equipo que siguió hundido y del que N’Diaye fue expulsado
por doble amarilla tras una entrada a un jugador del Sevilla, expulsión justa y
que hará que se pierda el partido de vuelta. Tras la expulsión de N’Diaye el
Betis mantuvo la pelota sin mucho atino y parecía esperar el pitido final, como
muchos aficionados.
Pésima imagen del equipo una vez más, pésimo juego, ninguna
ocasión de gol y Pepe Mel diciendo que puede que se haya equivocado, así
llegamos al final de la primera vuelta liguera donde nos espera el Getafe y a
la vuelta de la Copa en la que al menos no nos han humillado en casa otra vez.
La cosa pinta muy oscura y se avecinan semanas difíciles en
el seno verdiblanco y es que cuando alcanzamos cierta tranquilidad
institucional, empezamos a tambalearnos sobre el terreno de juego. Esperemos que
esto quede en una minicrisis y el equipo remonte el vuelo. ¡Mucho Betis!
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